Vittorio Messori (Sassuolo di Modena, 1941) ha escrito mucho. Libros tan interesantes como Cruzando el umbral de la esperanza (Rialp), esa larga entrevista con
Juan Pablo II; El gran milagro (Planeta); Opus Dei, una investigación (Rialp); Dicen que ha resucitado (Rialp), etcétera. Recuerdo que el primer libro suyo que leí fue Informe sobre la fe (Biblioteca de Autores Cristianos), una muy interesante serie de conversaciones con
Joseph Ratzinger. Lo leí allá por el año 1986. El estilo de
Messori es incisivo, de una gran curiosidad intelectual, pero sobre todo espiritual. Su escritura maduró en el artículo y en la entrevista. De sucesos culturales para más señas. A raíz de su conversión decidió que había que aprovechar mejor el tiempo y se puso manos a la obra, en unos textos de calado religioso. Es un gran reportero de la Providencia de Dios, del hecho sobrenatural, de la inquietud espiritual de las almas. Y lo hace a la vez con desenvoltura periodística y rigor de investigador.
Ahora sale a la luz en español su Hipótesis sobre María (Libros Libres).
María, Madre de Dios y Madre nuestra. Hija de Dios Padre y Esposa de Dios Espíritu Santo. Más que ella sólo Dios. Letanía de amor. Inmaculada concepción. Puerta de la esperanza. Reina de la paz. Mujer por encima de todo. Femenina determinación. Cautivadora belleza. Ternura infinita. Su fuerte son los detalles, que prodiga con puntual delicadeza. Se inclina enseguida, cuando tenemos el menor tropiezo. Nos acaricia el alma y cura las heridas. No puede vernos sufrir. Somos sus hijos. Y sufre su Corazón con nuestros continuos errores. Es nuestra Madre y nos conoce muy bien. A cada uno. Se adelanta, intercede, sostiene. Al menor descuido nos sonríe y resucita el pulso espiritual de una vida que parecía perdida para lo divino. Admirable en su humildad, no nos pierde de vista. Su mirada es la misericordia de Dios.
Una mujer. Pero no una mujer cualquiera. Concebida sin pecado. En su regazo la historia universal cobra una proyección distinta. Los grandes de la tierra apenas son nada. El destino del mundo está en manos de las almas sencillas. Como ella. Lo doméstico, el sacrificio escondido, el trabajo… Esas cosas tan de cada día, por amor, son la verdadera conversión, la revolución pendiente. La vida común, lo corriente. Todo eso es oración. Ella nos lo enseña. Como dice un poeta: “Sabes que estás enamorado / de ella, de su fe tan femenina, / de su alma vestida de palmera, / de esas manos que rezan / mientras atiende a su familia”. Pues eso.
El libro de
Messori nos muestra todo esto de manera fascinante. Está presidido por la impronta de su amor a la Virgen. Algo que para nada esconde. Está persuadido -como yo lo estoy- que
María es la mujer por excelencia. Ella es la fisura por donde la gracia de Dios se asoma a la Historia. Ella es la corredentora. Impresiona mucho durante la lectura del libro la constante reflexión del autor, el rastreo que sigue a lo largo de mil sucesos: teológicos, históricos, literarios, doctrinales, artísticos, milagrosos… Nada parece escaparse a su atenta mirada en estos apuntes. Pero todo ello se le va transformando en oración, en una escritura que reza. Debo decirlo porque es así. Lo que no quiere decir que el libro sea un montón de frases pías, algo melifluo. Nada más lejos.
El lector inicia el libro con curiosidad manifiesta. Y se engancha a una aventura de carácter sobrenatural, pero a la vez muy humana. ¿A estas alturas? Pues sí. En pleno siglo XXI la Madre de
Cristo,
María, sigue intercediendo por el hombre, sigue manifestando su presencia, su atención y su ternura. Su curación. Ahora que los católicos vivimos momentos de contradicción. Como dice
Messori: en un intento de “asimilación”, de desacralización, por parte de los enemigos de la Iglesia. Y se ocupa de las apariciones marianas, de las añagazas de los llamados intelectuales (que hablan de montajes o de “proyecciones mentales”), de la devoción mariana a lo largo de la Historia y su papel central en la fe.
La agilidad narrativa se agradece. Así como el continuo salpicar de anécdotas y enigmas. El análisis de
Vittorio Messori en Hipótesis sobre María cobra emoción y certeza según se suceden las páginas. Asistimos al misterio del amor de Dios en estado puro. Y al concluir queda en el alma una caricia. Y una sonrisa.
Precioso y oportuno libro. Para todo tipo de lectores. Su convicción y planteamiento no defraudan. Esto es mucho más que una hipótesis. Es un libro que nos habla de la sublimación de nuestras vidas, del asombro del alma en la intimidad de
María.